Canga II
2da parte
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Han pasado más de dos semanas y al fin ha regresado el novio de Anita. Anita es la novia que vive en el 3er piso de mi edificio. Con total seguridad, todos los niños del edificio hemos estado más impacientes que ella esperando a que regrese su novio.
El novio ha venido además primero donde nosotros. Ha pasado unos 10 minutos explicándonos las reglas. Llego a la conclusión de que este juego es precioso.
Los detalles del juego me gustaría resumirlos para no aburrir mucho. Voy a intentar hacerlo en unos pocos párrafos.
Puedo decir que este juego es muy parecido al baseball porque tiene un “bateador” una “base” y un “bat” que es es un pedazo de madera tomado de una escoba de aproximadamente 35 centímetros de largo. En vez de pelota se usa la “canga” que es un pequeño palito de madera.
El juego se juega por equipos en turnos. Si hay algo magnífico de este juego es que el tamaño de los equipos puede ser tan grande o pequeño como sea.
Sigo con las reglas: una vez que se ha “bateado” la Canga, si esta ha tocado el suelo debe ser atrapada y desde el punto que ha sido atrapada deberá ser lanzada a la base. Luego el jugador que ha lanzado, contará usando el “bat” como medida a cuantos “bats” de distancia ha caído la canga lanzada. Este número se multiplica por 10. Si el resultado es mayor a 100, entonces se puede lanzar nuevamente.
Aquí acabo con las reglas: Si el jugador lanza la canga y esta es atrapada en el aire -la cosa es que la canga no toque el piso- el equipo que lanza pierde los puntos y además pierde el turno.
El juego entonces como entenderán lo gana el equipo que más puntaje ha acumulado. Hay más reglas para perder o ganar puntaje pero con esto es suficiente para entender todo lo que vendrá.
Han pasado más días y nuestro “entrenador” está muy contento. El sólo jugó con nosotros el primer día, pero luego sólo pasa revista desde lejos. Aunque siempre, siempre, siempre, antes de llegar donde su enamorada, él se detiene a ver como estamos jugando.
Siguen pasando los días y nos vamos volviendo más diestros en este juego. Ocurre algo incalculable. Niños de otros edificios han comenzado a jugar “Canga” también. Algunos han estado mirando cómo jugamos y nos han pedido a Waldir y a mi que les hagamos unas “cangas”.
El palo de escoba-trapeador de mi casa se va haciendo más pequeño y vamos cortando 3 cangas más. Para este momento el juego se ha convertido en un DEPORTE NACIONAL en mi barrio. Uno camina por la Residencial San Felipe y entiende que esto no es una fiebre más.
Esto es como los lanza chapas, las hondas, las chicas que juegan ligas y tantos otros juegos más que han llegado para jugarse para siempre. No creo que nunca en la vida estos juegos van a dejar de jugarse. Sería ilógico pensar que se vayan a dejar de jugar nunca en nuestro barrio.
Ahora, el juego de la “Canga” ha llegado a su máximo nivel. Ya no recuerdo cuantos partidas de “Canga” hemos jugado, seguro son más de 100. Es curioso que no recuerdo nítidamente el primer juego, pero el último día que lo jugué sí lo recuerdo perfectamente.
Pero ya es muy tarde y se han encendido las luces de la calle, hay que subir a tomar lonche y luego a bañarse. Mañana, será ese día milenario. Día en que alcanzaré la máxima gloria deportiva en este deporte amateur.
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Fin de la segunda parte. Ya viene la tercera.