Pierdo cosas en otra dimensión
Lo explico con tres historias:
-1-
LA LIBRETA DE CONTROL
Estoy sentado tomando mi desayuno en la cocina. Me he levantado un poco tarde, así que voy apurado al cole hoy. Mi papá acaba de firmar mi libreta de control. La ha firmado y la ha dejado en un lado de la mesa.
Desde la mesa de mi cocina puedo ver los otros edificios de la Residencial San Felipe, puedo ver sus lindos parques y puedo ver también el cielo gris que sale en el invierno.
Las ventanas de mi cocina silban, cantan o lloran.
O bueno en realidad no lloran pero el viento del invierno entra con tanta fuerza que hace que se escuche un triste silbido de lamento, casi de un llanto de sirena. Así es como lo siento.
Mientras pienso en este llanto, me imagino que me hago pequeño y puedo pasar a través del espacio que dejan las ventanas. “Es como una puertita” me imagino.
Y entonces estoy yo bebiendo un sorbito de té caliente mientras me imagino que paso por una pequeña puerta imaginaria pero me vuelvo a distraer cuando veo como se mueven los árboles.
Hay un viento muy fuerte hoy.
Voy terminando mi desayuno y me doy cuenta que no está la libreta de control. Me juro que estoy seguro que la libreta de control estaba ahí hace unos minutos.
Estoy seguro que no me he levantado de la mesa, así que busco en el piso, en las sillas, incluso abro mi mochila y saco los cuadernos para ver si la he metido en un momento de distracción.
La libreta ya no está.
Doy vueltas y miro el reloj de la cocina no tengo mucho tiempo. Sino la encuentro voy a tener problemas en el cole. Vuelvo a abrir mi mochila y voy sacando nuevamente todo lo que hay dentro, uno por uno todos los libros y cuadernos.
Digo en voz alta “cuaderno de matemática”, “cuaderno de lenguaje”, “libro de botánica”, uno por uno y ninguno es la libreta de control.
Voy corriendo a mi cuarto, pero antes de eso, me he contado a mi mismo un cuento que ha generado un falso recuerdo.
En ese falso recuerdo, mi papá me da la libreta de control y yo decido detener mi desayuno y caminar hacia mi cuarto y guardar la libreta en mi escritorio para que no se vaya a perder.
El tiempo va pasando y yo voy agotando todos los lugares posibles. La libreta ha desaparecido. Y tanto así que nunca más vuelve a aparecer.
-2-
REGALO PERDIDO
Es mi cumpleaños y todos mis tios vienen llegando con muchos regalos. Hoy cumplo 10. Muchos de mis tíos me dicen que no saben qué regalarme así que uno me da 10 soles, otro 20, otro 50 y así van llegando los regalos.
Yo me voy emocionando, los voy poniendo uno a uno en el bolsillo de mi camisa cumpleañera.
Mi tio Coco ha llegado y me pregunta qué me han regalado. Yo le voy contando que me estoy sorprendido por todos los regalos pero más y más aún estoy feliz porque muchos de mis tios me han regalado billetes.
Mi tío sonríe y me dice: “yo te estoy regalando algo que te va a servir mucho entonces!” y me entrega un pequeño regalo envuelto en papel de muchos colores. Lo abro y no lo puedo creer! es UNA BILLETERA!! estoy más feliz que nunca.
Pongo todos mis billetes en la billetera y decido guardar mi billetera en mi escondite predilecto: En mi closet una vez descubrí que había un pequeño hueco en el techo.
Probablemente ahí iban a poner iluminación pero no lo terminaron así que decidí que ese sería mi escondite.
Entro a mi cuarto y cierro la puerta, voy a guardar la billetera en el escondite, pero antes saco 50 soles porque mañana quiero regalarle un disco de Julio Iglesias que venden en Scala a mi mamita.
Dudo tanto de mi, que antes de salir, subo a mirar para asegurarme que ahí está la billetera, y ahí está.
Abro la puerta y la fiesta continúa.
Al día siguiente compro el disco y cuando quiero guardar el vuelto en la billetera, esta ya no está. La busco por todo mi cuarto, me vuelvo a inventar un cuento imaginario que dice que decidí bajar la billetera en algún momento pero estoy seguro que no fue así.
La billetera nunca más vuelve a aparecer.
-3-
WALKIE TALKIES
Uno de los juguetes con los que más he jugado son mis walkie talkies. Cuando viene de visita algún amigo me encanta usarlos, yo me voy a la sala y mi amigo en la cocina, podemos hablar a distancia.
Estoy seguro que en el futuro vamos a tener walkie talkies con los que podamos hablar a grandes distancias. Los míos no tienen mucho alcance, solo unos pocos metros.
Las baterías tampoco duran mucho, así que solo se las pongo cuando los quiero usar y luego se las quito. Se pone una batería de 9V en cada uno. Me gusta poner mi lengua para probar que tienen corriente. RRRR pasa corriente en la puntita de la lengua.
Hoy viene de visita mi primo así que he sacado los walkie talkies y los he puesto en la mesa de la sala. En el medio, junto con las baterías que aún no les pongo.
Me han llamado a almorzar así que voy a la cocina. Esta vez me distraigo pensando en construir un teléfono con dos latas pero con un pabilo enorme.
Disfruto mucho pensando en probar la mayor distancia en la que se puede transmitir la voz. Yo antes he hecho uno de varios metros y funciona perfecto. El secreto está en mantener el hilo tensado.
Voy pensando en eso cuando tocan el intercomunicador. Es mi primo, así que corro a la sala a poner las pilas en los walkie talkies, pero estos ya no están.
Los busco y los busco. Mi primo acaba de subir y se pone a ayudarme a buscarlos.
Me vuelvo a contar a mi mismo una historia que dice que los he guardado en algún escondite pero luego de buscar por mucho tiempo, me vuelvo a dar cuenta que es una mentira la que me cuento.
— -
Puedo seguir contando historias como estas. Tengo tantas que he llegado a comprender que debe haber algo más que es la causa de que se pierdan cosas y que ya no las encuentre nunca más.
He llegado a la conclusión que en aquellos momentos en los que estoy distraído y sin saber cómo lo hago, termino transportándome a otra dimensión o mejor dicho a un universo paralelo.
Tal vez sea un único universo o tal vez sean muchos. Sea el caso que fuere, hoy decidí pensar que se trata de un único universo paralelo donde hay un niño que es igual a mi y que tal vez se llama Javier también y que vive también en un departamento igualito al donde vivo.
Me da mucha pena ese niño.
No puedo ni imaginarme como se debe haber sentido aquel cumpleaños numero 10 cuando decidió esconder una billetera y a la mañana siguiente descubrió que habían dos.
Tal vez eso se lo explicó así mismo con un falso recuerdo que decía algo así como que en algún momento de la fiesta otro de sus tíos también le regaló una billetera y él subió a guardarla.
Puedo entender que le debe haber costado mucho eso.
Mucho más difícil debe haber sido para él encontrar 2 walkie talkies más en su mesa de la sala.
Eso le debe haber costado entenderlo mucho más, pero imagino también consiguió contarse algún cuento en donde él recordaba que en realidad siempre tuvo 4.
Pero eso sí, el día que estuvo desayunando y encontró 2 libretas de control firmadas debe haberse espantado.
Imagino que ambas libretas deben ser muy parecidas, tal vez no idénticas porque deben haber algunas diferencias entre cada uno de los universos.
Pero aún sea que ambos universos son idénticos, estoy seguro que no hay forma que él haya encontrado una historia que él pueda creerse donde de un momento a otro existen dos libretas de control encima de su mesa.
No hay forma que haya podido terminar su desayuno en paz.
Imagino que han pasado los años y vive apavorado. Encontrándose objetos que no puede explicarle a nadie.
Posiblemente llegó a la conclusión que debía esconder todos esos objetos que ha ido encontrando a lo largo de su vida en un buen escondite.
Los esconde ahí y se da calma a sí mismo contándose una historia fantástica donde imagina que hay un niño en otro universo que pierde objetos y jamás los vuelve a encontrar.
Y entonces a ese niño le termino dando pena yo.
Mucha, mucha pena.